Ahora diré algo sobre las artes. ¿Qué es, decidme, lo que
mueve al ingenio humano a cultivar tales disciplinas, tenidas como
excelsas, y a transmitirlas a la posteridad? ¿No es la sed de
gloria? De tantas vigilias y fatigas creyéronse resarcidos algunos
hombres verdaderamente necios con no sé qué fama, que es la cosa
más quimérica de la tierra. Pero vosotros no olvidéis, entre
tanto, cuántas son ya las ventajas excelentes de la vida que
debéis a esta necedad y, sobre todo, la que es mucho más
agradable, a saber: saborear la necedad de los demás.