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CAPITULO LXII
    
TESTIMONIOS DE LOS ANTIGUOS CLÁSICOS EN FAVOR DE LA NECEDAD: HORACIO, HOMERO, CICERÓN

En primer lugar, todo el mundo sabe, gracias a un conocidísimo proverbio, que ``a falta de una cosa, conviene aparentar que se tiene''. En virtud de este principio, se enseña cuerdamente a los niños esta máxima: ``Hacerse el tonto en la ocasión es el colmo de la sabiduría.'' ¡Juzgad ya vosotros mismos si la necedad será un gran bien, cuando hasta su engañosa sombra y mera imitación ha merecido de los doctos tantos encomios!

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Horacio, aquel grueso y rozagante cerdo de la piara de Epicuro38, se expresa todavía con franqueza, cuando aconseja que ``se mezcle la necedad con la sabiduría'', aunque, añade, no con mucho acierto, que ``en pequeña proporción''. En otra parte dice que ``es agradable tontear de cuando en cuando'', y agrega en otro pasaje que ``es preferible pasar por extravagante y por menguado, que no por sabio desabrido''. Ya en Homero, Telémaco, a quien el poeta ensalza en todos respectos, es apellidado algunas veces párvulo, que es con el que los trágicos suelen denominar con gusto a los niños y a los jóvenes, como cosa de buen augurio. ¿Qué relata, en resumidas cuentas, el divino poema de la Ilíada sino las pasiones de los reyes y de los pueblos necios? Por último, ¿qué elogio hay más hermoso que el de Cicerón, cuando dice que ``el mundo está lleno de necios'', sabido, como es, que el mayor bien es el que se extiende a mayor número de personas?


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